En estas fechas, son frecuentes los mensajes que nos animan a ser felices, a disfrutar de estas fiestas con la familia, los amigos y las distintas celebraciones que se van sucediendo. Es tiempo de compartir, de reencontrarse con seres queridos, de vivir la ilusión de los niños, de disfrutar de distintas actividades y de dar y recibir detalles que nos acercan al otro. Sabemos que a veces, estos deseos se hacen realidad. Al menos en algunos momentos, parece que todo ayuda a sentirnos alegres, olvidar preocupaciones, unirnos más a los nuestros, relajarnos y disfrutar. Sin embargo, estos sentimientos no se mantienen de manera constante ni con tanta intensidad, y no por ello son menos reales o no podemos disfrutarlos.
También sabemos que muchas veces ocurre justo lo contrario, pues las distintas situaciones y momentos personales que estamos viviendo, provocan que en estas fechas nos sintamos especialmente decaídos, estando muy presentes nuestras distintas pérdidas y no encontrando esa felicidad que tanto deseamos. Recordamos objetivos no cumplidos, momentos y personas que ya no están, despiertan nuestros miedos y se ciernen sobre nosotros emociones de tristeza, desesperanza y soledad. Se trata de emociones igualmente naturales, que experimentaremos por más que deseemos no hacerlo, y que igual que aquellas agradables, no durarán para siempre ni se mantendrán con tanta intensidad.
A pesa de que los medios de comunicación, la publicidad y distintas partes de la sociedad nos invitan a sentir únicamente emociones agradables, es importante que nos permitamos y aceptemos también aquellas otras que forman parte de nosotros, pues son igual de necesarias y si las sabemos gestionar, nos ayudarán también en nuestro crecimiento personal.
Os deseamos por tanto que encontréis el equilibrio para poder saborear estas fiestas, sean felices o no.
Nuestros mejores deseos desde guiartepsicologos.